Siempre es un duro golpe el recibir un diagnóstico negativo sobre alguna enfermedad. Con Fábio Costa, de 38 años, fue justamente así. El 2018 descubrió que tenía la enfermedad de Crohn, una dolencia intestinal inflamatoria y crónica que puede afectar todo el tracto digestivo.
Por mucho tiempo sufrió con los efectos de esta enfermedad considerada sin cura. Tuvo que dejar su empleo y vio como su vida se transformó. Como si no bastase, en enero de este año le diagnosticaron linfoma, un cáncer que se había esparcido por su cuerpo.
“Mi gastroenterólogo me dijo que tenía que elegir entre tres opciones: tratarme el cáncer y dejar el tratamiento de Crohn, continuar tratándome esta enfermedad y dejar que el cáncer me consumiera o tratar ambas enfermedades juntas. En todos los casos mi sentencia era la muerte”.
Gracias a la Dra. Monique Pedrosa y su esposo Luiz Teixeira, Fábio encontró una esperanza en medio de las tristes noticias.
“Conocimos a Fábio en un momento super delicado. Mi esposo ya había tenido Crohn y está completamente curado, así que sabía como ayudarlo. También conozco a la médico referente en Brasil en tratamientos de medicina integrativa, la Dra. Elizete Kaffer, y se la recomendé a Fábio. Mientras se trataba a distancia con ella, realicé dos seguimientos terapéuticos con él, para tratar cuestiones emocionales y su evolución fue fantástica”, destaca la doctora.
Fábio siguió con el protocolo de quimioterapia y realizó seis sesiones. El médico había dicho que necesitaría un tratamiento complementario al final de las quimios, pero no fue necesario.
“Después de todo el tratamiento vino la sorpresa, porque en el día del alta el doctor fue allí personalmente y dijo que estaba irado, pues el tratamiento que me realicé fue muy agresivo y en esos casos los pacientes quedan muy debilitados, pero salí caminando, algo que él dijo nunca haber visto en 10 años de trabajo en ese tipo de tratamientos”.
Además de la cura en su tratamiento del linfoma, que desapareció del cuerpo de Fábio, también lleva nueve meses curado de Crohn, algo que parecía imposible de imaginar a comienzos de año. “Todo fue posible gracias al tratamiento de la Dra. Monique”, explica.
En la medicina integrativa trabajamos con la terapia holística, que consiste en ver al cuerpo como un todo. Así, cuando inicias un tratamiento para el cáncer, por ejemplo, otras áreas del cuerpo que estén afectadas también se mejorarán.
Eso fue lo que sucedió con Fábio. Tratamos su parte emocional, le devolvimos la esperanza que había perdido y desarrollamos una dieta genéticamente compatible, todo sin recetarle ni quitarle ningún remedio, pues no tenemos esa autonomía. Lo que hago como terapeuta es recetar florales cuánticos a través de la homeopatía, que consiste en un tratamiento integrativo que se enfoca en el individuo y no en la enfermedad.
Así, buscando restablecer la salud de quien se realiza el tratamiento, promoviendo un estímulo para que el organismo se “autocure”. Estoy extremadamente agradecida de haber contribuido a la cura de Fábio”, concluye.